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Cuando éramos chicos y jugábamos, sabíamos que cada juego tenía sus reglas, y debían ser comprendidas y aceptadas por todos los participantes del juego.
Más tarde en la escuela, aprendíamos que no daba lo mismo poner V o B y que existían las muy temidas "reglas de ortografía", que eran convenciones sociales en las que uno no podía opinar. Solo podía elegir entre obedecerlas o no (las consecuencias eran malas notas). Pero tenían algo fantástico: La EXCEPCIÓN. Toda regla tiene una excepción, y eso es lo que hace que sea una regla también. Ahora pensemos en la inmediatez de las comunicaciones hoy en día. Hoy, podemos llamar a cualquier persona desde cualquier parte si tenemos un Celular, o leer el diario de día de cualquier parte del mundo, al mismo tiempo que en China, Australia o donde sea, por Internet. Y hoy todos lo saben, que es lo verdaderamente importante, porque se podía hacer desde hace tiempo, pero no era una práctica social tan extendida como ahora. Hoy la regla es la instantaneidad en las comunicaciones. Y es una regla con la que me parece que no tenemos opción de no obedecerla, porque esa práctica es socialmente tan amplia que nos quedaríamos "fuera del sistema". ¿Para qué demorar lo que puede hacerse ya? Y estamos todo el tiempo online, a la expectativa, enchufados entre nosotros, necesariamente conectados mediante estas TICs que lo único que pueden prometen con seguridad es que el tiempo y el espacio se disuelven mientras brillen sus pantallas de colores. Y yo me pregunto, en esta regla ¿Cuál es la excepción?

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